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Mediante los componentes de Conservación y Uso Sustentable de Suelo y
Agua (COUSSA) y de Desarrollo de las Zonas Áridas (PRODEZA) se contribuirá a
mejorar el nivel de vida de los productores al tiempo que son fuentes
generadoras de empleo.
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Las zonas áridas y semiáridas de México ocupan más del 50 por cierto
del país; entre sus características destacan la limitada precipitación pluvial,
la alta evaporación y las fuertes oscilaciones térmicas anuales y diarias.
La Comisión Nacional de las Zonas Áridas (CONAZA) ejercerá este año, bajo
nuevos mecanismos institucionales, dos mil 536 millones de pesos en los componentes
de Conservación y Uso Sustentable de Suelo y Agua (COUSSA) y de Desarrollo de
las Zonas Áridas (PRODEZA).
El titular de la CONAZA, Abraham Cepeda
Izaguirre, detalló que los recursos del Gobierno Federal se canalizarán al
mejoramiento del nivel de vida de los productores agropecuarios que habitan en
localidades y municipios de alta marginación.
Subrayó que el COUSSA y PRODEZA son
componentes que apoyan al desarrollo de las zonas rurales y contribuyen a
atender problemas como la degradación de suelo, sobreexplotación de la
vegetación y la no disponibilidad de agua.
Adicionalmente, estos programas son una
fuente de empleo para los pobladores de las localidades atendidas, toda vez que
genera jornales derivados de ejecución de las obras y acciones, destacó Cepeda
Izaguirre.
Precisó que, con base en las indicaciones
del secretario de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y
Alimentación, Enrique Martínez y Martínez, en el componente COUSSA se aplicarán
mil 321 millones de pesos para la realización de obras y prácticas para el
aprovechamiento y uso sustentable del suelo, vegetación y agua.
Este esquema tiene presencia en todas las
entidades del país, incluido el Distrito Federal, y garantiza que los
productores cuenten con la infraestructura que les permita cosechar y almacenar
agua de lluvia para uso doméstico y pecuario durante la etapa de estiaje,
además de obras y prácticas para el aprovechamiento del suelo y vegetación que
permiten la protección del suelo, mejorar la cubierta vegetal y propiciar la
infiltración de agua, tales como terrazas, tinas ciegas y barreras vivas, entre
otras.
En estas acciones también se incluye la
construcción de bordos para abrevadero, presas de mampostería o concreto,
aljibes y ollas de agua.
El director general de la CONAZA indicó
que para asegurar el funcionamiento y alargar la vida de las obras se
construyen además líneas de conducción, presas filtrantes de piedra acomodada,
bebederos y canales de llamada, entre otras acciones.
En cuanto al PRODEZA se destinará mil 215
millones de pesos, que tiene como eje fundamental el mejoramiento del nivel de
vida de los productores agropecuarios que habitan en localidades y municipios
de alta marginación en regiones áridas y semiáridas del país.
Este componente tiene presencia en Sonora,
Baja California, Baja California Sur, Chihuahua, Durango, Coahuila, Nuevo León,
Tamaulipas, San Luis Potosí, Guanajuato, Zacatecas, Jalisco, Aguascalientes,
Hidalgo, Querétaro y Sinaloa.
Zonas áridas y semiáridas
Las zonas áridas y semiáridas ocupan más
del 50 por cierto del territorio de México. Entre sus características destacan
la limitada precipitación pluvial, la alta evaporación y las fuertes
oscilaciones térmicas anuales y diarias.
En el país se localizan principalmente en
las regiones conocidas como desiertos sonorense (Baja California, Baja
California Sur y Sonora) y chihuahuense (Chihuahua, Coahuila, Nuevo León,
Tamaulipas, Durango, Zacatecas, San Luis Potosí, Aguascalientes, Jalisco,
Guanajuato, Hidalgo y Querétaro); en la Mixteca (Oaxaca, Guerrero y Puebla) y
en el estado de Sinaloa.
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