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El INIFAP –organismo de la SAGARPA- implementó nuevas opciones
para el manejo de plantaciones de nopal tunero en el altiplano mexicano, donde
predominan poblaciones de alta y muy alta marginación.
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Por sus características y propiedades, la especie será aplicada en los
proyectos estratégicos de seguridad alimentaria y direccionada a los esquemas
de producción de comunidades marginadas, como parte de las acciones de la
Cruzada Nacional contra el Hambre.
Como parte de las acciones de
coordinación interinstitucional enfocadas a la Cruzada Nacional contra el
Hambre, el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y
Pecuarias (INIFAP) realizó investigaciones para mejorar distintos cultivos que
se adaptan a las zonas áridas y semiáridas, en beneficio de comunidades
vulnerables del país.
El INIFAP –organismo de la
Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación
(SAGARPA)- implementó nuevas opciones para el manejo de plantaciones de
nopal tunero en el altiplano mexicano, donde predominan poblaciones de alta y
muy alta marginación.
Esta variedad de nopal tunero se
adapta a temperaturas extremas, lluvia escasa y mala calidad de suelo, lo cual
le permite sobrevivir y, con un manejo apropiado, producir frutos de calidad de
interés comercial, como los nopalitos y las tunas.
Por sus características y
propiedades, la especie será aplicada en los proyectos estratégicos de
seguridad alimentaria y direccionada a los esquemas de producción de
comunidades marginadas, como parte de las acciones de la Cruzada Nacional
contra el Hambre.
Otro producto de cultivo mejorado
es el sorgo que se adapta bien a las zonas áridas o semiáridas, el grano es
capaz de soportar la sequía durante un periodo largo y se desarrolla bien en
terrenos alcalinos.
La tecnología que el INIFAP
genera va desde la preparación del terreno hasta la cosecha, donde destaca
algunas alternativas para combatir las principales plagas de la planta como son
la mosquita “midge” y el gusano cogollero.
El sorgo abastece de materia
prima a gran parte de la industria de alimentos sanos, así como a empresas
avícolas, es por ello que esté importante cultivo podría ayudar a la estrategia
de inclusión y bienestar social anunciada por el Gobierno de la República.
Con el desarrollo de semilla de
maíz criollo mejorada de las variedades Chichén Itzá y Sac-bé, en lo que va de
la administración la SAGARPA, a través del Instituto, ha beneficiado a dos mil
190 productores del estado de Yucatán, con 21 mil 900 kilogramos de estas dos especies
para la siembra de mil 462.5 hectáreas.
Estas variedades, desarrolladas
por el INIFAP, son el resultado de la cruza de variedades criollas recolectadas
en todo el territorio con materiales modernos para hacerla más tolerante a las
plagas y sequías, mayores rendimientos y mejor calidad para el autoconsumo y la
comercialización en la región.
Asimismo, el INIFAP desarrolló
las metodologías de evaluación, manejo bajo condiciones naturales y
domesticación, a través de técnicas de establecimiento en plantaciones
comerciales, para el cultivo de lechuguilla en zonas desérticas del norte del
país.
El aprovechamiento de esta
especie en las áreas con potencial productivo representa una buena opción para
la reconversión productiva en regiones agrícolas que han sido abandonadas por
las condiciones del clima extremo.
La lechuguilla es una especie
perteneciente a la familia de las agaváceas; se produce, principalmente, en los
desiertos de Chihuahua y Sonora, casi siempre sobre suelos calizos, y se
utilizan sus fibras para confeccionar cuerdas, tapetes y como materia prima
para la industria de las brochas y cepillos.
La fibra también se utiliza en la
industria automotriz, cordelería y alfombras, entre otros. El desperdicio o
“guishe” tiene cualidades para ser usado en laminados, aglomerados, cartón y
papel filtro, entre otros.
Cabe señalar que a principios de
la nueva administración, el INIFAP ha validado, transferido y adaptado más de
800 tecnologías para mejorar la competitividad de las cadenas productivas y contribuir
a la sustentabilidad de los recursos naturales.
El INIFAP destaca el registro de
15 genotipos de maíz criollo y azul, dos de trigo cristalino y panificable,
cuatro de arroz y dos de fresa (en colaboración con el Centro Internacional de
Mejoramiento de Maíz y Trigo) y tres de frijol, las cuales están a disposición
de los productores.
Las tecnologías generadas abarca
plantaciones forestales de coníferas, agave, ajo, ajonjolí, algodón, alfalfa,
amaranto, arroz, caña de azúcar, chayote, chile, cítricos, estevia, espárrago,
frijol, frutales, higuerilla, jamaca, jitomate, maíz, mijo, orégano, papa
pimiento, piñón, soya, soya, trigo, vainilla, vid, hasta pastizales, especies
de abejas, bovinos, caprinos y porcinos.
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