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El titular del organismo, Pablo Arenas Fuentes, se pronunció por la
puesta en marcha de sistemas de monitoreo continuo de los mares mexicanas con
visión de largo plazo, que contribuyan a registrar los efectos en el sector.
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Se requieren, plataformas de observación continua para tener la
medición constante de los efectos de este fenómeno, tarea en la que es valiosa
la tarea científica del Instituto.
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México tiene los recursos e instrumentos para ser líder mundial en
pesca sustentable, manifestó la directora de Environmental Defense Fund en
México, Laura F. Rodríguez Harper.
Ante los efectos del cambio
climático, el Gobierno Federal desarrolla acciones concretas tendientes a
mitigar su impacto en el sector productivo pesquero y acuícola, señaló el
director general de Instituto Nacional de Pesca (INAPESCA), Pablo Arenas
Fuentes.
En México hay una política
nacional de cambio climático para atender oportunamente y analizar este
fenómeno y sus posibles efectos en las especies, como la Ley General de Cambio
Climático y el Sistema Nacional en el que participan instituciones como el
Congreso de la Unión y el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático,
entre otros organismos, destacó el titular del INAPESCA.
Al participar en del Seminario “Hacia
la Pesca y la Acuacultura Sustentables”, organizado por la Comisión de Pesca y
Acuacultura del Senado de la República, Arenas Fuentes planteó la puesta en
marcha de sistemas de monitoreo continuo de los mares mexicanos con una visión
de largo plazo, que permitan conocer oportunamente los cambio de temperatura y
contar con información que ayude a hacer frente a los efectos de los fenómenos
naturales.
Paralelamente se requieren
plataformas de observación continua para tener la medición constante de los efectos
del cambio climático, tarea en la que es esencial la participación activa del
buque de investigación del Instituto, acotó.
Explicó que la embarcación está
equipada con ecosondas y otros instrumentos de alta tecnología para medir
temperatura marina, dirección de las corrientes, velocidad, concentración de
oxígeno y patrones de lluvia, entre otras funciones.
Resaltó que como parte del
trabajo conjunto que lleva a cabo el INAPESCA con la Nacional Oceanic and
Atmospheric Administration (NOAA) se establecerá un acuerdo de observación de
modelos físicos, ecológicos y biológicos para el estudio continuo de la
corriente de California (que trae especies que vienen a desovar en aguas
mexicanas).
Esta participación de ambos
organismos permitirá conocer con mayor precisión los impactos del cambio
climático para diseñar acciones oportunas que hagan posible hacer frente a este
fenómeno, cuyos efectos ya se perciben en todo el mundo, precisó.
Subrayó que aún se requiere de
mayor evidencia científica para conocer los efectos del cambio climático en la
pesca y la acuacultura.
Ante dirigentes de productores
pesqueros, industriales, legisladores, académicos e investigadores
participantes en el Seminario, Arenas Fuentes recalcó la necesidad de
fortalecer el manejo sustentable de las pesquerías para garantizar la
continuidad productiva.
“Cada decisión que tomemos en el
aspecto pesquero y acuícola deberá estar fundada en la política de
sustentabilidad para garantizar a las futuras generaciones que haya actividad de
pesca”, remarcó.
La directora en México de la
Environmental Defense Fund, Laura F. Rodríguez Harper, destacó que el país
tiene los recursos e instrumentos para ser líder mundial en pesca sustentable.
Se trata de recursos que le
permiten al país desarrollar su potencial y asegurar un mar de abundancia por
muchos años, así como garantizar su seguridad alimentaria, subrayó la
funcionaria del organismo internacional.
Resaltó el esquema con el que
trabaja la pesquería del país de manejo basado en derechos, con el que se busca
equilibrio entre generar mayores beneficios económicos para los pescadores y
conservar a las especies y ecosistemas marinos.
Es un esquema que ha probado ser
exitoso en más de 40 países y 200 pesquerías, abundó Laura Rodríguez Harper.
Detalló que el modelo basado en
derechos consiste en delimitar, con base en información científica, una cuota
total permisible, asignar una cuota individual de captura, monitorea la
pesquería biológica y administrativamente, y compartir las decisiones de manejo
con procesos participativos.
“El manejo basado en derechos nos
permite conservar recursos y aumentar ganancias sin dejar de pescar; se adapta
al contexto de cada pesquería; es participativo, y está basado en información
científica”, recalcó Rodríguez Harper.
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